Creo que es importante no perder nunca la capacidad de asombro. He conocido a demasiada gente que la perdió por completo antes de tiempo y de verdad que me daban mucha lástima. No se trata de ir todo el día por ahí como un idiota con la boca abierta y sorprendernos de todo lo que vemos, pero sí de saber reconocer lo que nos resulta nuevo. Para ello hay que saber aceptar, humildemente, que no lo hemos visto todo.