El arte de vivir

Las flores son sinónimo de vida, incluso la que está en blanco y negro. Vida. Hermosa palabra que no siempre pronunciamos con el debido respeto porque, claro, tampoco podemos estar todo el tiempo poniéndonos serios y dramáticos. Bastante denso es a veces el arte de vivir como para que encima nosotros le pongamos más cuento a la cosa. Es aquello de «quitarle hierro al asunto», a eso me refiero. Por muy serios que nos queramos poner me parece que hay que saber restarle importancia a lo que nos pasa, precisamente porque la tiene y, si la tiene, no hay que remarcarla: simplemente está ahí, presente y bien visible. Cualquier intento de exagerarlo tan solo va a conseguir el efecto contrario: que parezca menos de lo que es.

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