Saltar con los pies descalzos

A veces pienso que no hago más que escribir contradicciones. Filosofía barata que parece muy profunda por venir de alguien que está obligado a reflexionar debido a su enfermedad incurable y cruel. Porque digo yo que uno no puede vivir la vida arriesgándose a hacer lo que de verdad le gusta, y tomando decisiones drásticas para conseguir sus sueños y cambiando el rumbo de las cosas para que se adapten a lo que siempre quiso. Y digo que no puede porque precisamente, en cualquier momento, llega un cáncer y se va todo a la mierda.

No sé si me explico. Me parece a mí que, en el fondo, todo depende de la suerte, ni más ni menos. O del destino, que para el caso es lo mismo. ¿Fue mala suerte que se formase un tumor en mi cuerpo o fue que estaba predestinado a ello? Da lo mismo, el caso es que se formó, por lo tanto poco importa si perseguí mis sueños o si viví la vida loca sin importarme nada.

Creo que si uno sabe que va a morir pronto por una estúpida enfermedad, lo mejor es vivir muchas cosas, viajar, probar de todo un poco, ser protagonista de muchas vivencias, conocer mucha gente y cargarse con pocas obligaciones. En cambio si uno sabe que vivirá hasta los 80 años, entonces me parece mucho mejor perseguir un sueño concreto y luchar para que se haga realidad, aunque para ello tenga que renunciar a algunas experiencias de vida y soporar algunas obligaciones que a priori no desea.

No sé. Seguramente mucha gente no estará de acuerdo con este punto de vista, pero a mí me alivia mucho pensar en mi pasado y darme cuenta de que aunque vaya a morirme «antes de tiempo», en el fondo viví intensamente y casi siempre hice lo que quise. Me parece que si me hubiese empeñado en lograr cumplir alguno de mis sueños, ahora me sentiría frustrado, pero claro, no lo puedo asegurar. Estoy transitando por caminos delicados y resulta muy difícil pensar con claridad. Uno no está programado para pensar en la muerte a los 40 años. A esta edad yo debería estar en pleno éxtasis creativo, cumpliendo mis sueños y viviendo una segunda juventud una vez disipadas las crisis correspondientes a la madurez de los 40.

En cambio estoy volcando mis pensamientos en este blog y hablando de la vida y de la muerte más de lo que me gustaría, sin poder emprender ningún proyecto serio y profesional y con nubarrones bastante negros en el horizonte. Parecido a estas imágenes de hoy que corresponden a una tormenta de verano. Recuerdo que siempre me gustó dejar que la lluvia estival me empapase de arriba a abajo, amparándome en las altas temperaturas y en mi energía siempre alta y cálida. Ahora no puedo porque me da un frío que tiemblo enterito.

¿Lo veis? Cada día que pasa descubro que hay una cosa más que me gusta hacer pero ya no puedo. Como saltar con los pies descalzos, de charco en charco, en una estruendosa tormenta de verano. Lo gozaré en mi recuerdo y lo reservaré para mi siguiente vida. Cualquier cosa menos renunciar a ello. De eso nada.

6 comentarios en “Saltar con los pies descalzos

  1. Aceituno, Querido Aceituno, no son filosofías baratas tus escritos, tampoco es que estés obligado a reflexionar por tu enfermedad, todos de alguna forma somos contradictorios, todos nos limitados en un momento u otro, sobre todo las personas que somos un poco estructuradas y ordenadas nos cuesta llevar una vida sin límites, que es como yo creo que debiera ser, vivimos un carajo de tiempo concretamente es así, y somos nosotros los que debemos hacer que ese tiempo sea, único, nuestro y vivido con ganas. Hay personas que viven los 80 o 90 años y miran hacia atrás y piensan que no dejan nada en la vida y que no hicieron lo que deseaban otros están cansados, sienten que lo han vivido todo y ya es tiempo de descansar, así también encontramos personas que desean mil cosas sin embargo el tiempo les juega en contra, y aquellos que teniéndolo todo, desperdician el tiempo y la vida, así y todo, todo es contradictorio, es por ello que a veces decidimos vivir el día a día, que fluya todo conforme al tiempo y el espacio. La vida para todos se va todos los días querido Aceituno y es preocupante y triste pensar eso, yo a veces sin tener un gran límite a mis acciones pienso que para qué tanto qué hacer si un día nos iremos de acá y no seremos nada, con suerte quienes hemos sido amables y hemos amado a lo más podemos pedir ser recordados. Entonces cuando llego a esos estados emocionales hago una locura que me haga olvidar que la vida tiene límites y retomo de nuevo!

    En fin lo que quiero transmitirte es que, mientras más pensamos y analizamos profundo, menos hacemos, siempre tropezaremos con una dificultad, una justificación, un miedo al riesgo, no sé lo que venga. Por otro lado claro es, mejor arrepentirse de lo que hicimos, a arrepentirse de no haberlo hecho nunca, de mirar hacia atrás y encontrar que algo tuvo sentido. La vida es muy simple e insistimos en hacerla complicada, también es cierto que de lo que hay en nuestra mente es lo que vivimos!!!

    Quiero entender y comprender, que es parte de un momento de desánimo producto de la enfermedad que llevas, yo sé que en tu interior estás agradecido de todo lo que has podido hacer, y qué también tienes rabia por no correr con los pies descalzos en los charcos, mira tú… cuánto de los que tenemos sueños, somos libres, tenemos salud, amor, vida, hacemos eso? Te das cuenta como nos complicamos la existencia y cómo nos limitamos sin tener ningún obstáculo.

    Prometo que cuando llueva, buscaré charcos y saltaré en la lluvia con mis pies descalzos así me agarre una gripe y todo !!! si alguna vez lo he hecho ha sido por obligación, pero buscar la libertad !! cuesta!!

    Ánimo, mañana será otro día y hay que vivirlo con alegría!!

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  2. Estimado Aceituno: Hay personas que transcurrieron 80 años y no han vivido. La vida nos pone pruebas, muchas veces crueles, pero vamos aprendiendo (muchas veces no sé muy bien qué). En mi caso fue un infarto (49 años), aquí estoy pero no sé hasta cuando!!! Pero a partir de ese momento, creo que aprendí a honrar y amar la vida. Te copio una letra de una cantante argentina maravillosa llamada Mercedes Sosa, a mí me emociona cada vez que la escucho.


    Permanecer y transcurrir
    no es es perdurar, no es existir,
    ni honrar la vida!
    Hay tantas maneras de no ser
    tanta conciencia sin saber,
    adormecida…
    Merecer la vida, no es callar y consentir
    tantas injusticias repetidas…
    Es una virtud, es dignidad
    y es la actitud de identidad
    más difinida!
    Eso de durar y transcurrir
    no nos dá derecho a presumir,
    porque no es lo mismo que vivir
    honrar la vida!


    Permanecer y transcurrir
    no siempre quiere sugerir
    honrar la vida!
    Hay tanta pequeña vanidad
    en nuestra tonta humanidad
    enceguecida.
    Merecer la vida es erguirse vertical
    más allá del mal, de las caídas…
    Es igual que darle a la verdad
    y a nuestra propia libertad
    la bienvenida!
    Eso de durar y transcurrir
    no nos da derecho a presumir
    porque no es lo mismo que vivir
    honrar la vida!

    Un enorme abrazo. Eduardo

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    1. Gracias Eduardo. Me encanta Mercedes Sosa y ya conocía esa canción, pero aún así te agradezco muchísimo que la hayas compartido. Muchas gracias también por tu sensibilidad y sinceridad. Es un placer tenerte por aquí. Te mando un abrazo enorme.

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