Sin internet

Perdidos. Así estamos todos cuando nos quedamos sin internet. Da lo mismo que tengamos otras mil cosas que hacer: internet es fundamental como el aire que respiramos. Cuando se cae, nos invade una sensación de vacío y desasosiego, un no saber qué hacer, incluso nos sorprendemos a veces dando vueltas por la casa con aire ausente repitiendo algún estúpido mantra repetitivo y absurdo.

Y es que en la era de las comunicaciones inteligentes cada vez somos más tontos. No lo digo yo, lo dicen los cientos de estudios que aparecen sobre el ser humano casi a diario. En todos ellos llegan a la misma conclusión desde diferentes ángulos: que somos cyber-dependientes y solemos priorizar internet por sobre casi cualquier cosa. Yo mismo he estado un día entero sin conexión y casi me muero. Después el técnico ha llegado y en cinco minutos ha arreglado todo, pero mientras tanto ha sido un suplicio. Exagerando un poco, claro.

Lo que no es exagerar es decir que sin internet se pasa mal. Te aísla del mundo casi por completo y rompe tu rutina. Y encima en mi caso, el hecho de no poder escribir me deja como trastornado, con el día roto y con una sensación de que no he dicho cosas que quería decir, y para colmo luego, una vez que pasa la hora habitual de escribir el fotonauta, ya no es lo mismo y no puedo dejarme llevar. Ya lo véis: termino hablando de lo mal que lo he pasado por no tener internet en vez de lo mal que lo pasé ayer por culpa del dolor.

En fin, mañana será otro día y podré escribir a mi hora con toda la energía puesta al servicio del blog. Como cada vez me queda menos, la necesito toda para escribir de manera sincera, interesante y real.

Hasta entonces, buenas tardes y buena suerte.

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