Todo el derecho del mundo

Hace algún tiempo llegué a la conclusión de que el aburrimiento era el octavo pecado capital. Me parecía que con lo escasos que estamos de tiempo y lo cerca que está siempre la muerte, aburrirse era algo imperdonable, propio de seres inconscientes, seres débiles, vacíos y faltos de imaginación. No saber qué hacer con el tiempo libre era realmente algo impensable para mí porque yo siempre encontré alguna actividad para disfrutar estando solo. Aburrirse era, por tanto, un mal ajeno, totalmente extraño para mí y que nunca llegué a comprender.

Pero poco a poco empecé a cambiar levemente de opinión y a encontrarle mucho sentido al hecho de estar en el sofá, sin nada que hacer más que mirar al techo. Me empezó a gustar la sensación de silencio existencial, la calma de la pérdida de tiempo, el estado de somnolencia, el relajo de la inactividad muscular y la quietud de todos los átomos de mi cuerpo.

Hace poco leí en El País este artículo que me terminó de convencer definitivamente y me hizo darme cuenta de lo absurdo que había sido tantas y tantas veces que traté de vencer al aburrimiento por todos los medios. Me sentí como cuando sale el arco iris en un día de lluvia, relajado, ilusionado y en paz.

Finalmente eran buenas mis nuevas tendencias que decían que perder el tiempo no era tan malo porque, al fin y al cabo, pregunto ¿no es mejor quedarse hora y media mirando por la ventana que ver «Sálvame», por ejemplo? Pues sí. Sin ninguna duda. Y la verdad es que me gustaría mucho que no hubiese ningún lector de este blog que respondiese lo contrario. Al menos eso sería un placer que lo tuviésemos todos en común. (Para los que no sepan qué es «Sálvame» lo resumo: es un programa de media tarde, de puros cotilleos y gente gritona y son unos mete mierda y critican sin parar y son una pesadilla para los famosetes de turno. Es donde sale la famosa Belén Esteban, de la que ya hablé hace algún tiempo).

Total que de una cosa a otra y ya no sé ni por dónde iba ni por dónde quería seguir. Las imágenes de hoy corresponden a la tormenta del otro día. Naturalmente no tienen nada que ver con el texto y digo «naturalmente» porque parece que eso ya se ha convertido en una costumbre, así que ha dejado de preocuparme y me hace sentarme a escribir cada entrada sintiéndome mucho más libre.

Ya que no sé qué hacer, creo que voy a aburrirme un rato. Total, tengo todo el derecho del mundo ¿no?

14 comentarios en “Todo el derecho del mundo

  1. Hola Aceituno, Me gustan mucho las imágenes con la lluvia. Tienen una serenidad nostálgica. Preciosas. Me he leído el artículo que mencionas y el final me gusta mucho:

    «El poeta ruso-americano Joseph Brodsky escribió una alabanza del aburrimiento que quizás sea el texto más citado sobre el tema. Su solución al miedo que nos produce el tedio es rendirnos: “Cuando os golpee el aburrimiento, id por él. Dejad que os inunde; sumergíos, tocad fondo. En una situación desagradable, la regla es tocar fondo cuanto antes para volver con más rapidez a la superficie”. El aburrimiento “representa al tiempo en toda su pureza, en todo su repetitivo, superfluo y monótono esplendor”. «Pone tu existencia en perspectiva y el resultado neto es precisamente el conocimiento y la humildad”.»

    Hace tiempo que no me aburro aunque no haga nada. Bueno, no siempre puedo darme este lujo pero me gusta sentir el tiempo que está y se va yendo para venir de nuevo, el instante que no cesa pero que se va, y es un gusto sentir eso, sobretodo cuando afuera se oyen los pájaros y nada más. Es una sensación muy feliz! Un abrazo

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  2. Creo que darte latigazos para comprobar si serías capaz de aparecer en los desfiles de Semana Santa donde sale esa gente rara que se fustiga es mejor que ver Sálvame. Tienes derecho a aburrirte lo que quieras, faltaría más. Y tranquilo porque las fotos y el texto no casen. Son igualmente bonitos y tras lo que nos evocan las imágenes nos leemos tu historia. Pero no necesitamos que concuerde. Un abrazo.

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  3. Aburrimiento!! creo que en ocasiones me he sentido aburrida, pero sólo en términos, a fin de algún desahogo, o un método de liberar presión, pero al igual que tú Aceituno en tus otros tiempos, esta palabra no da sentido a mi vida, que no significa que, no considere que el ocio no es necesario en la vida, si tengo las ganas del universo de descansar y simplemente hacer nada, siempre me lo he permitido, no sé si se entiende la diferencia? pero constantemente no doy lugar, ni invitación alguna al aburrimiento, y le has dado el significado preciso a lo que pienso «quien suele aburrirse pienso que es «propio de seres inconscientes, seres débiles, vacíos y faltos de imaginación»

    Ahora bien! debe ser parte de la vida, por algo existe, pero todo a su tiempo tal vez, y según las necesidades propias que como seres humanos tengamos! esa forma de pensar que alguna vez tuviste respecto a quienes se aburren hizo que hoy en día que puedes disfrutar de solo mirar el techo, no sientas que perdiste tu tiempo, que viviste con toda la energía y haciendo todo lo que te gustó, y sin perderte parte de ello, estoy segura y convencida si antes tu pensamiento respecto al aburrimiento hubiese sido distinto, hoy estarías arrepentido de muchas cosas, solo por haberte permitido ocupar el tiempo en aburrirte!!!

    Un abrazo con mucho cariño!!

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