Materia roja

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Camino al hospital, mi segundo hogar a estas alturas. No perdemos el ánimo ni bajamos los brazos, aunque el optimismo ya quedó atrás hace mucho tiempo. A veces me duele reconocerlo pero es así. Suerte que sigo enamorado y eso me mantiene vivo. Y sí, también me hace sufrir si pienso demasiado, así que lo mejor va a ser dejar tranquilas las células grises y activar únicamente la materia roja, la del corazón.

24 comentarios en “Materia roja

  1. Siento mucho lo que te esta sucediendo con tu enfermedad. He estado leyendo y entiendo que estés así. Desde aquí, te mando un fuerte abrazo y toda la fuerza posible para afrontarlo con entereza. ¡Animo, amigo!

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  2. No es inútil amarse,
    finalmente.
    Lo mismo que amaestrar serpientes, nos exige
    técnica refinada y perder la vergüenza
    de actuar frente al mundo en taparrabos.
    Y unos nervios de acero.
    Pero amar es oficio
    saludable también: su liturgia apacigua
    el ocio que enajena -como supo Catulo-
    y perdió a las ciudades más felices.
    Bajo la cuerda floja dispone -no pidáis
    una red, porque tal no es posible- otra cuerda,
    tan floja, pero última
    tan inútil a veces,
    bajo la cual no hay nada.
    Y entreabre
    ventanas que te oreen la cólera y exhiban
    a tu noche otras noches diferentes, y así
    sólo el amor nos salva a fin de cuentas
    del peligro peor que se conoce:
    ser sólo -y nada más- nosotros mismos.
    Por eso,
    ahora que está ya dicho todo y tengo
    un sitio en el país de la blasfemia,
    ahora que este dolor de hacer palabra
    con el propio dolor
    traspasa los umbrales
    del miedo,
    necesito de tu amor como analgésico;
    que vengas con tus besos de morfina a sedarme,
    y rodees mi talle con tus brazos
    haciendo un salvavidas, para impedir que me hunda
    la plomada letal de la tristeza;
    que me pongas vestidos de esperanza -ya casi
    no recordaba una palabra así-,
    aunque me queden grandes como a un niño
    la camisa más grande de su padre;
    que administres mi olvido y el don de la inconsciencia;
    que me albergues de mí -mi enemigo peor
    y más tenaz-, que me hagas un socaire,
    aunque sea mentira
    -porque todos es mentira
    y la tuya es piadosa-;
    que me tapes los ojos
    y digas ya pasó, ya pasó, ya pasó
    -aunque nada se pase, porque nada se pasa-,
    ya pasó,
    ya pasó,
    ya pasó,
    ya pasó.
    Y si nada nos libra de la muerte,
    al menos que el amor nos salve de la vida.

    Javier Velaza, Los arrancados.

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      1. 🙂 Esta fue una de las primeras poesías que me enseñaron en el colegio y siempre me ha gustado. ¡Un abrazo, Isabel!

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  3. Qué bello!!! me encanta la lluvia!! me encanta el amor!! y rescato aquella frase romántica!! «suerte que sigo enamorado y eso me mantiene vivo» que sea tu lema de hoy en adelante!! un abrazo y toda la energía para este día…

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  4. El optimismo puede irse a la basura si quiere, pero no las fuerzas, ni mirar el presente, ni el amor, ni las ganas de vivir. Desconozco lo que te ocurre, pero sé lo que es vivir de enfermedad en enfermedad, algunas más crónicas que otras, y te digo que no hay nada mejor que plasmarlo de algún modo, ya sea en palabras o en imágenes. En este caso particular, me han llegado tus palabras.
    Un abrazo y mucho animo.

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    1. Gracias Daniel. Un placer tenerte en mi blog. Tengo cáncer de pulmón. Es muy agresivo y no tiene cura. Pero aquí seguimos. Luchando. Y encima yo nunca fuí fumador. Ironías del destino. Cuidate mucho.

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