Hoy es uno de esos días mentalmente grises, días en los que las ideas brillan por su ausencia y la voluntad escasea como el rocío en el desierto o la luz en una cueva. Días como éste deben existir para que también existan los otros, pero uno debería dejar que pasen sin pena ni gloria, metido bajo la manta del sofá, con el mando a distancia cerca y la comida lista, sin nada que limpiar salvo la conciencia y sin lugares a donde ir salvo al cuarto de baño, en pijama o como mucho en chandal, con el móvil en silencio, los deseos reprimidos y las persianas cerradas, sin pensar, sin activarse, sin guardarle rencor al tiempo, sin pensar en los amigos ni en las hadas madrinas, sin esperar nada a cambio y sin puentes que cruzar, en silencio, sin carcajadas ni lamentos, sin prisa pero sin pausa, sin alegrías ni depresiones, sin mirar la hora ni calentar el pan, sin miradas furtivas, sin caricias suaves, sin hambre y sin pena, sin gloria y sin razón, sin sed, con poco aire, sin batallas que perder ni guerras por ganar, asimilando el presente, sin ganas, sin fe, sin bandera y sin religión, sin futuro, sin pasado, con ansias de sentirnos nada, sin dios ni ley, sin brujas, sin duendes, sin varitas mágicas ni sueños por cumplir, sin noticias del mundo y sin embargo tan solos.
Y sin embargo, tan solos. Me gustó como se fue deshaciendo la madeja de hilos hasta este fin tan humano, tan de todos.
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Así estamos todos Daniel, en definitiva, aunque nos rodeen miles de personas y dias bajos todos los tenemos, osea que ánimo. La paloma, bonita, en la fuente; el toro me recuerda a las corridas y odio su crueldad- la del hombre, claro- por lo que me trae peores vibraciones (que culpa tendrá el pobre animal, verdad?). Saludos.
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No te olvides, Lurda, que si no hubiese corridas de toros ese animal no existiría. Hacen falta muchas hectáreas de tierra para criarlo, mucha dedicación y mucho dinero, así que mejor que exista gente interesada en hacer negocio porque si no se extinguiría la especie. Por cierto, a mí no me gustan nada las corridas de toros, que conste.
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comprendo lo que dices, amigo. Pero no puedo ver matar lentamente a un animal como ocurre en los toros, como si auténticas fieras, jaleando la gente…ufff, no puedo con ello.
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Yo tampoco, por eso no lo veo, pero no por ello lo vamos a prohibir no? SI es por eso también habría que prohibir comer pollo, por ejemplo.
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Seguimos en el camino pese (y por) a esos días. Ojalá mañana cambie el color y el gris quede atrás.
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Querido el consuelo es a veces pensar que todos tenemos estos días, ¡¡¡claro unos más extremos que otros, pero como dices tú «Días como éste deben existir para que también existan los otros», así que …!!! bienvenidos días de colores!!!
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Ah!! y por cierto me encantaron las fotografías, las miro una y otra vez, en realidad tampoco me gustan los toros pero al mirarlas juego con el contraste, lo suave v/s fuerte, liviano – pesado, la paz- brutalidad, amistad – rencor, pequeño – grande, jamás – siempre, arriba – abajo, lento – rápido, días grises – días coloridos, lleno – vacío, abierto – cerrado….. y así podría pasar toda mi jornada laboral jugando jajajaj, y asimilándolos a los lados opuestos de la tierra, de la vida, los veo allí el toro y la paloma como si fueran nuestra opción de vida..!!!! elijamos!!!! difícil si pensamos en «equilibrio»
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Me alegro de hacerte más liviana tu jornada laboral, Marité. Me gusta lo que dices del equilibrio. Un saludo.
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Sin comentarios.
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